¿Y si el problema no eres tú, sino un sistema que ignora lo que antes nos salvaba como especie?
Así titulé un post en LinkedIn por las ganas que tenía de hablar de esto, pero claro, eso también me llevó a investigar un poco más para ver si era verdad.
Y es que llevo algunas semanas leyendo y comprendiendo la Alta Sensibilidad y cada vez veo más claro que nos han contado solo una parte de la historia humana. Se nos repite que para sobrevivir hay que ser rápidos, competitivos y productivos. Pero eso no fue siempre así.
El sistema que premia la rapidez y deja a muchos atrás
Durante milenios, la supervivencia dependió de la diversidad de perfiles: cazadores, exploradores... y también los que observaban, cuidaban, reflexionaban. Las personas altamente sensibles (PAS) —aproximadamente un 20 % de la población— tenían roles esenciales: captar cambios sutiles, mantener la cohesión del grupo, aportar perspectivas antes de actuar.
Pero con la Revolución Industrial, con su lógica de velocidad y producción, y el modelo se impuso en la escuela y en el trabajo. En España, ese modelo está dejando a muchos atrás.
Estos datos son lo que encontré:
Más del 27 % de estudiantes de 15 años obtienen bajo rendimiento en matemáticas (lectura 24 %, ciencias 21 %) según PISA 2022.
En secundaria (ESO), entre 8 a 9 de cada 24 alumnos están en niveles bajos en matemáticas, y 7 a 8 en ciencias (TIMSS 2023).
En el ámbito adulto, un 31 % de españoles entre 16 y 65 años presenta bajo rendimiento en lectura, y un 30 % en matemáticas, según PIAAC 2023.
Cuando la sensibilidad choca con la presión laboral
Además, el impacto de este modelo no se limita al ámbito educativo. En el mundo laboral español, los riesgos psicosociales derivados de la presión por la rapidez y la competitividad están más presentes que nunca.
Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo 2024 (INSST), un 28% de los trabajadores señala la falta de tiempo para realizar correctamente sus tareas como una fuente importante de estrés.
Este entorno provoca que muchas personas con perfiles más sensibles se sientan sobrepasados, desmotivados y en riesgo de sufrir agotamiento o problemas de salud mental.
La ausencia de adaptaciones reales y de cultura de bienestar laboral perpetúa esta exclusión.
Estos datos confirman que el sistema educativo “tal como la empresa actual” sigue premiando la velocidad y penalizando la profundidad, el cuidado, la pausa.
Entonces, ¿qué pasa con todo ese capital humano que procesa más lento, que siente más, que busca sentido?
Reflexión final: ¿es el problema tú o el sistema?
El problema no eres tú. El problema es un sistema que menosprecia la sensibilidad, la empatía y el pensamiento pausado, olvidando que esas características no son meros rasgos de personalidad, sino herramientas evolutivas valiosas.
Cuando casi uno de cada tres adultos está en niveles bajos de competencias, no es “falta de capacidad”. Es síntoma de un modelo homogeneizador que está fallando.
Esto no es solo personalidad. Es bienestar laboral, salud mental, prevención psicosocial, justicia educativa.
Yo no tengo todas las respuestas, pero sí una certeza: si queremos evolucionar, necesitamos recuperar y valorar esa diversidad que nos hizo fuertes. No somos el fallo. Somos el recordatorio de que el sistema se ha quedado atrás.
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El camino de la AS es muy iluminador, pro también verás las cosas desde otro lugar. Y eso es muy sanador pero no siempre es agradable 😅. Sobre todo si estás analizando el sistema educativo. Estoy muy de acuerdo con tu análisis: la educación perpetua un modelo productista no humanista. Si te apetece, te comparto un artículo que escribí sobre la decadencia del sistema educativo.¡Un abrazo!
¡Qué buen post, Celia! 👏
Lo he leído entero y me ha resonado. En un mundo que premia la velocidad y el hacer sin pausa, muchas personas (yo incluido) hemos llegado a pensar que hay algo mal en nosotros por necesitar más tiempo, por sentir más, por buscar sentido antes que resultados.
Gracias por recordarnos que la sensibilidad no es un defecto, sino una capacidad olvidada. Y que no necesitamos encajar en un sistema que va a toda prisa, sino repensarlo.
Ojalá más conversaciones como esta